lunes, 9 de febrero de 2015



                  ` LA LIBERTAD GUIADO AL PUEBLO ´ 

                                EUGÈNE DELACROIX




“La Libertad guiando al pueblo” es una obra cargada de simbolismo. La Libertad, figura femenina con pechos descubiertos, bandera en alto y gorro frigio, encabeza la acometida popular, alzada sobre un grupo de soldados muertos. Entre la multitud se identifican rostros conocidos como Gavroche o Fréderic Villot, director del Louvre y amigo personal de Delacroix. Técnicamente es también una obra extraordinaria, en la que el recuerdo de la impresionante “La balsa de la medusa” de Gericault está presente en la composición, pero acabada con la pincelada suelta y ágil propia de Delacroix. Imagen indisolublemente asociada a la Revolución Francesa, “La Libertad” demuestra la capacidad de la pintura no sólo para impresionar y emocionar, sino también para convertirse en el símbolo de una época.
En el cuadro aparecen jóvenes, adultos, clase obrera, burgueses y soldados defendiendo a la Libertad que, como ya se ha dicho, en este caso se identifica también con Francia y es representada como una mujer empuñando un fusil de la época (rasgo realista) y con el pecho al descubierto, hecho este último que escandalizó a críticos y a parte de la sociedad de la época. Entre los muertos del primer plano (abajo, a la derecha del espectador) aparecen también soldados leales a Carlos X.

El personaje del sombrero es un burgués, en el que se autorretrata Delacroix a pesar de que no participó en los hechos. En una carta fechada el 18 de octubre de 1830 escribió a su hermano: "He comenzado un cuadro de tema moderno, una barricada...y, si no he luchado por la patria, por lo menos pintaré para ella". Aunque, como era habitual en los románticos, Delacroix criticaba a la pequeña burguesía por su estrechez de miras, él mismo procedía de una familia de la alta burguesía y frecuentaba los salones y los ambientes de las altas esferas burguesas. Por otra parte, así como fue revolucionario en 1830, adoptó una postura contrarrevolucionaria en 1848, en la que comienza a emerger la clase obrera (ese año Marx publica su Manifiesto Comunista). En cualquier caso como ocurrió con David, fue un autor políticamente comprometido.

La figura de la Libertad (que recuerda a algunos la Venus de Milo y a otros la Victoria alada de Samotracia) porta dos símbolos revolucionarios: el gorro frigio y la bandera tricolor, que el nuevo régimen -a pesar de ser monárquico- adoptó nuevamente. En segundo plano, a la derecha del espectador, encontramos Notre-Dame de París, en una de cuyas torres ondea la bandera revolucionaria, quizás para afirmar el sometimiento de la iglesia, que había sido uno de los apoyos de la restauración borbónica.


No hay comentarios:

Publicar un comentario